Sherlock, el detective eterno

Cada tanto el cine y la TV redescubren a Sherlock Holmes. Cada tanto, ya sea a través de historias "inspiradas en" o con adaptaciones más o menos fieles, el personaje de Sir Arthur Conan Doyle vuelve a demostrar por qué es sinónimo de detective y de persona perspicaz, además de bastante asocial, desde el siglo XIX. Claro que cada vez que Holmes y el doctor Watson vuelven al ruedo, los apasionados de sus deducciones desenredantes de misterios temen por la integridad del ícono, por los crímenes cometidos con sus nombres más que en cómo vayan a resolverlos. Por suerte, la serie Sherlock (que estrenó su segunda temporada el miércoles pasado por la señal de DirecTV, BBC HD), nada tiene que ver con las películas en las que Guy Ritchie estiró al límite de lo ridículo la leyenda detectivesca. Todo lo contrario. La ficción, tres episodios de noventa minutos por temporada, toma a los personajes decimonónicos y los traslada al Londres del siglo XXI logrando mantener su esencia, su inteligencia y peculiaridad intacta.

Del mismo productor y guionista, Steven Moffat, responsable del ya mencionado y exitoso Doctor Who y el menos resonante pero interesantísimo Jekyll, entre otros, la serie imagina a Sherlock Holmes como un autoproclamado sociópata que considera al resto del mundo un rejunte de idiotas que lo aburren, apenas elementos a ser descifrados y descartados inmediatamente. Un personaje aparentemente desagradable que un cuidadoso trabajo de escritura y la interpretación de Benedict Cumberbatch(Caballo de guerra ) transforman en uno de los más fascinantes de la televisión actual. Complejo e insoportable, este Holmes tiene un Watson a su medida. Un médico del ejército que herido en Afganistán vuelve a Londres con un hombro atravesado por una bala y un síndrome postraumático que encaja como un guante con los costados más problemáticos de Holmes, asesor estrella de Scotland Yard. Interpretado por Martin Freeman (el próximo Bilbo Baggins de El Hobbit, de Peter Jackson), Watson compartirá las aventuras y desventuras -ahí aparece también Moriarty, el enemigo de siempre- de su compañero de fórmula, tan ingenioso como siempre.

Fuente:la Nacion

No te pierdas Sherlock, todos los miércoles a las 21hs en el canal 1004 (ODTV) por DirecTV 

10 Mejores Películas de Zombies

10. Exterminio (28 Days Later)

de 2002, Danny Boyle - Reino Unido

La razón por la que esta película está tan alta en la lista es el hecho de que no se trata exactamente de zombies, sino que las personas están infectadas con el virus de la rabia conviertiendo a cualquier persona contagiada en un maníaco homicida. La trama: Cuatro semanas después de que el virus se expanda por el Reino Unido, un grupo de supervivientes trata de encontrar refugio.

9. Muertos de Miedo (Braindead o Dead Alive)

1992, Peter Jackson - Nueva Zelanda

Esta fue la cuarta película de Peter Jackson, y aunque está lejos de la calidad que vimos en El Señor de los Anillos es una película brillante. La madre de un chico es mordida por un “mono rata”. Se enferma y muere, pero al mismo tiempo vuele a la vida, matando y comiendose perros, enfermeras, amigos y vecinos. Es imposible que esta película no esté en la lista, o sea, ¡la mina come perros!

  

8. Wild Zero

2000, Tetsuro Takeuchi - Japón

Bueno, igual que con Exterminio, los personajes no son exactamente zombies, pero esta película es fundamental en la lista porque no se trata solamente de zombies, sino también de Rock’n’Roll, y ¿qué combinación podría ser mejor?

Después de la caída de un meteorito, los aliens atacan la tierra y empiezan por convertir a la gente en zombies. Sólo una legendaria banda de garage-rock japonesa podrá impedir esto y parar la locura. Muchas tripas y rock.

7. White Zombie

1932, Victor Halperin - EE.UU.

 Esta película es la madre del género. Se basa en la atmósfera, los sets expresionistas y la gran actuación para crear una potente sensación de miedo. Lo mejor de todo, el gran Bela Lugosi aparece como “Morder Legendre”, que puede transformar a la gente en zombis simplemente con el poder de su mente.

6. Regreso de los Muertos Vivos (The Return of the Living Dead)

1985, Dan O'Bannon - EE.UU.

 Cuando un par de inútiles liberan por accidente un gas mortal de un almacén de insumos médicos, los vapores comienzan a reanimar a los muertos, que arman un lío bárbaro en Louisville, Kentucky buscando su comida favorita, obviamente, cerebros.

5. Evil Dead: Diabólico (The Evil Dead)

de 1981, de Sam Raimi - EE.UU.

Cinco amigos van a una cabaña en el bosque, una decisión que sin duda van a lamentar. Encuentran un libro llamado el “Necronomicon” y la traducción grabada del mismo. Una vez que se reproduce la cinta, la maldad es liberada.

Uno por uno, estos adolescentes son poseídos (se convierten en zombies). Cuando queda solamente uno, depende de él sobrevivir la noche y enfrentar a los muertos. Una película brillante por el igualmente brillante Sam Raimi.

4. Muertos de Risa (Shaun of the Dead)

de 2004, Edgar Wright - Reino Unido

Shaun no tiene un muy buen día, por lo que decide arreglar su vida recuperando a su novia Liz. Desgraciadamente para él, todo esto ocurre en el medio de un Apocalipsis zombie. De todas maneras, es una oportunidad para demostrar lo útil que puede ser, salvando a todos. Todo lo que tiene que hacer es sobrevivir, y conseguir que su ex vuelva con él.

3. Mi Novia es un Zombie (Dellamorte Dellamore)

1994, Michele Soavi - Italia

Esta película no es tanto una película de zombies (ojo, hay zombies por todos lados) sino una reflexión (en tono cómico) sobre la vida, muerte, amor, y los límites que los dividen. Se basa en la vida de un cuidador de cementerio que tiene que “rematar” a los zombies que van apareciendo, y busca el amor mientras defiende la ciudad.

2. Noche de los Muertos Vivos (Night of the Living Dead)

1968, de George A. Romero - EE.UU.

Este es el nacimiento del cine zombie moderno, y también una de las películas más terroríficas. Además, confirmó a Romero como el mas grande cineasta-zombie de la historia. La radiación de un satélite caído causa que aquellos recientemente muertos se levanten de sus tumbas con ganas de comerse a los vivos. Un grupo de personas encerradas en una vieja granja tienen que arreglar esta situación.

1. El Amanecer de los muertos (Dawn of the Dead)

de 1978, de George A. Romero - EE.UU.

  

Diez años después de La noche de los muertos vivientes, Romero nos dio otra película de zombies completamente brillante: El Amanecer de los Muertos. Supera a su predecesora y definitivamente merece el primer lugar en esta lista.

Después de una epidemia de zombies en pleno crecimiento, dos miembros del equipo SWAT de Filadelfia, un reportero de tráfico y su novia, una ejecutiva de televisión, buscan refugio en un shopping aislado. La remake de 2004 mantiene los elementos centrales de la versión original.

Fuente: Listverse

Ya sé que no tiene nada que ver con nada, pero...

...este gatito es demasiado lindo como para no ponerlo acá.

Voy a tratar de abandonar un poco menos a este blog, así que mañana prometo un post de zombies, tripas, sangre y eso.

Chau por ahora

Doctor Who, por fin en la TV argentina

Se tomaron su tiempo, pero después de una larga espera, de descargas ilegales, de sufrir con los links rotos o los subtítulos mal sincronizados; finalmente, algún ejecutivo televisivo se dio cuenta de la obvia realidad. Será por la gran comunidad de fanáticos (fandom, dicho propiamente), o por el gran mercado que somos los argentinos (probablemente por las dos), pero el punto es que, después de tanto, Doctor Who vuelve a la TV argentina. Vale aclarar que empieza a partir de la 5ta temporada, pero algo es algo. 

Para aquellos con DirecTV, no se pierdan esta mítica serie, hoy 20/5 por el canal 201 (el canal de DirecTV) a las 20 hs.

El décimo Doctor (D. Tennant) y la TARDIS

Probablemente, más de uno se pregunta, "¿Qué es Doctor Who?". A ver...

En 2005, Russell T. Davies, el creador de Queer as Folk, fue elegido para comandar una nueva versión del personaje más emblemático de la BBC: Doctor Who, un extraterrestre amigable que viaja por el tiempo y el espacio a bordo de una cabina telefónica azul (la Tardis) que llegó a la TV por primera vez en 1963 y se había emitido, con alguna que otra interrupción, hasta 1989. Davies, nacido el mismo año que comenzó la serie, había crecido con el personaje y convocó a Christopher Eccleston para interpretarlo, quien al terminar la primera temporada fue reemplazado por David Tennant. Es que cuando los galifreyanos (la especie del Doctor) son heridos de muerte, sus cuerpos regeneran, cambiando su aspecto físico y también su personalidad (¿y su género?), aunque mantienen siempre cierta excentricidad y una actitud voluntariosa por ayudar a la humanidad para solucionar problemas cósmicos que podrían eliminarla. Ocho actores habían interpretado al Doctor hasta 1989, manteniendo un efecto de continuidad inédito; a su vez, cada uno de ellos tenía acompañantes humanos que lo ayudaban en sus aventuras y de los que eventualmente tenía que despedirse. Resumir la historia de una serie tan rica en unas pocas líneas es una tarea imposible: bastará (o no) con señalar que, además de incluir conceptos ingeniosos que dialogaban con la literatura de ciencia ficción de la época y tener una producción –digamos– modesta, con los años armó un panteón de enemigos notables a los que el Doctor, un firme creyente en la no violencia, tenía que vencer. Los más emblemáticos de ellos, los daleks, una especie impiadosa y destructiva cuyo aspecto, una versión lisérgica de un cono de tránsito con sopapas de baño, define tanto las limitaciones como la inventiva que caracterizaron la serie.

Su regreso, con presupuesto más generoso y unos efectos especiales que, sin llegar a ser espectaculares, cumplían con los fines narrativos, fue un éxito no sólo en su tierra natal sino también en el resto del mundo. Faltaban dos componentes para que Doctor Who, al que algunos consideran el único producto inglés, junto a Los Beatles, ajeno al cinismo, se convirtiera en una serie fundamental: la llegada de Steven Moffat a los guiones (el episodio Blink es una obra maestra de la ciencia ficción a secas) y, a partir de la quinta temporada (estrenada en 2010), su relevamiento de Davies, quien se fue a trabajar a Torchwood, un spin-off “para adultos” de la serie que andaría con más pena que gloria hasta su tercera temporada, subtitulada Children of Earth.

Moffat, otro fanático del Doctor, no dudó en renunciar a su trabajo en la reciente adaptación de Tintín para hacerse cargo de la serie. Junto a él llegó el undécimo doctor: Matt Smith, y Doctor Who alcanzó su mayor pico de popularidad. En 2013, la serie cumplirá 50 años. Nada tiene que envidiarle a Star Trek, ni tampoco a Star Wars: es más inteligente, inocente, vital y conmovedora, es de esas cosas cuya existencia justifica la de la televisión.

El Undécimo Doctor (Matt Smith) y Amy Pond (Karen Gillan)

Fuente: Página/12

Consejos importantes (y algunos no tanto) para un recital

Dado que este también es un blog de música y cosas así, este post no queda tan fuera de lugar. A continuación voy a enumerar un par de consejos (cosas básicas, la mayoría ya sabe) que  pueden venirle bien a alguien que recién está entrando al mundo de los conciertos, pogo, golpes y música. Si bien mi experiencia en recitales es MUY corta (conozco gente de mi edad que la tiene mucho más clara en este asunto), veo muchos errores repetidos e increíbles, que pueden hacer que una tarde/noche increíble se convierta en algo incómodo.

Para empezar, que quede claro que este post:

• Habla más que nada de recitales en ARGENTINA (ya que los shows de nuestro país se destacan por la increíble energía que aporta el público, al que no me crea que mire cualquier video de AC/DC en River de 2010) y generalmente de recitales de Rock (a veces Pop/rock, depende).  Por ejemplo, obvio que en un show de Sin Bandera no se va a armar pogo.
• Está dirigido en su mayoría a las mujeres.  Los hombres pueden “estar arreglados” y al mismo tiempo estar muy cómodos, mientras que para las mujeres esto ocurre muy raramente.
• Es para esas personas que no fueron a muchos recitales. Si viste a La Renga  438959 veces, no te perdiste un solo concierto de los Stones y el campo de River es como el fondo de tu casa para vos, ni te molestes en leer esto.

Ahora si, vamos con los consejos:

1. ¡No uses tacos! A menos que, como dije antes, a menos que sea algo bien tranqui (un set acústico por ejemplo), los tacos no te van a servir de nada. Parece algo obvio, pero más de una vez (y repito: mi experiencia es mínima) vi chicas con terribles plataformas haciendo fila para entrar al Luna Park (u otros), muchas veces pensando que con eso iban a poder ver mejor.  Además de que no vas a ver mejor, te van a pasar dos cosas: O al primer empujoncito te caes y morís aplastada, o vas a tener que ver el recital desde un lugar seguro (y más aburrido) o sea, lejos. Las zapatillas son siempre la mejor opción.
2. Mantené el maquillaje al mínimo, especialmente el rimmel. Si estás en el campo, sea VIP o no, siempre se transpira muchísimo. Vos, la gente alrededor tuyo, todos. Si te da igual parecer un mapache a la salida, o si tu delinador es  recontrasuper a prueba de agua, no hay drama, hacé lo que quieras.
3. No sé si hace falta aclarar esto, pero por lo general, la comida no te la dejan pasar. También parece un consejo re obvio, pero nunca falta esa persona a la que le sacan el pebete de la mano antes de entrar a la cancha. La comida que se vende en el predio del show es parte de todo el negocio, no por nada una hamburguesa te cuesta un ojo de la cara en esos lugares.  Lo mismo la bebida, asi que si compras algo antes, escondelo bien en la mochila. 
4. Si tenés pelo largo, y planeás estar lo más cerca posible del escenario, atate el pelo. El espacio personal no existe en esa zona, y a la persona atrás tuyo seguro que no le va a gustar tener todo tu pelo en la cara.
5. Siempre va a haber uno que te diga “¿Vos adelante? Te van a matar, no durás dos minutos. Miralo de lejos”. No les hagas caso, cada recital es distinto, y no hace falta ser un tipo de 2 metros y 120 kilos para poder estar adelante, en absoluto. Eso sí, si ves que la cosa se está poniendo, digamos, “violenta”, no te sobreestimes. Que la adrenalina no te engañe, está bien que podés ir adelante, pero tampoco te mandes al pogo con 83648 tipos del doble de tu tamaño. Ojo, hay mujeres que se bancan el pogo enserio,  pero si estamos hablando de alguien que fue a muy pocos shows, ni lo intentes. 
6. Para ver bien el espectáculo no hace falta que te quedes acampando el día anterior, hagas una fila de 10 hs y que apenas abran la puerta entres corriendo para atarte a la valla. Muchas veces, la gente que hace esto duerme mal, come mal, y durante el recital son lo que salen desmayados y tienen que irse al fondo. Con que llegues una hora y media, dos horas, antes de que empiece el show, está bárbaro. Total, durante el pogo todos cambian de lugar.
7.  Tratá de llevar la menor cantidad de cosas valiosas posibles. El celular es casi imprescindible, pero cosas como cámaras de fotos (que es probable no te la dejen pasar, aunque en la mayoría de los eventos pasan por alto las cámaras siempre y cuando no sean filmadoras), tablets y otros aparatos electrónicos. Tenés que estar atento/a todo el tiempo, ya que hay muchos que se aprovechan de las distracciones.
8. Pensá que en un recital vas a gastar muchísima energía, por lo que es completamente necesario que el día anterior comas bien, duermas bien y que te hidrates bien antes de entrar. De esa manera evitás desmayarte y perderte una buena parte del show que tanto esperaste. También, si te sentís mal, conviene que te vayas a un costado o a donde no haya tanta gente amontonada, para tomar un poco de aire.

En fin, acordate que ir un recital de rock no es ir a bailar, tampoco un desfile de moda ni mucho menos.  Es una experiencia para divertirse, compartir con cientos o miles de personas que estan viviendo lo mismo que vos, todos unidos por una misma causa: la música.

Crónica: The Kooks en el Luna Park

Luke Pritchard al frente del grupo británco

A doce mil kilómetros de casa, Luke Pritchard tiene lugar de privilegio. Mientras una marea de chicas encendidas dispara su histeria contra el escenario, suena "Is It Me" y este líder movedizo y carismático transforma la proeza de su primer Luna Park -con entradas agotadas- en un mero acto de decantación natural. Luke va al frente, embiste, seduce, sonríe y propone un juego que, sobre la efectividad de un setlist dividido en sus tres discos de estudio (Inside In/Inside Out, Konk y Junk Of The Heart), es difícil que pueda llegar a perder. Por eso, con una puesta austera sostenida por dos pantallas que custodian ambos lados del escenario, lo del cuarteto nacido en Brighton se trata de un exhibición concisa y solvente acerca de lo que son capaces de producir estas canciones dulces, pegadizas y coloridas que explotan bajo el techo del Palacio de los Deportes como pirotecnia alemana.

Sobre la base irrompible de dos hombres de bajo perfil como Chris Prendergast -batería- y Peter Denton -bajo-, el vuelo musical de Kooks queda entonces en manos de Hugh Harris, el arma secreta del grupo, que a un costado del escenario y escondido bajo sus rizos rubios aporta cuotas de sorpresa y riesgo desde la guitarra o desde las teclas: maltrata las cuerdas en "Sway", sostiene el tiempo a pura distorsión en "Down to the Market" o comanda una soberbia interpretación de "Runaway" terminando en un pantanoso enjambre de guitarras acústicas.

Pero para lo demás, claro, está Luke, que es quien se encarga de sostener la intensidad durante algo más de hora y media de show. El cantante cuenta con su propia pasarela por donde se pasea, posa para los fotógrafos, revuelve su porra a lo Michael Cera y le canta de cerca a las afortunadas de la primera línea; se acaricia el pecho conmovido en canciones de beat sostenido y estribillos apasionados ("Rosie", "See the Sun"); y cuenta, además, con su propio momento de soledad frente al público, dialogando, escuchando ofertas y entregando, bajo una lluvia de luz blanca, una íntima versión de "Seaside".

Entre el rock de guitarras aceleradas y esa efectiva fórmula pop multitarget, capaz de funcionar a la perfección tanto en rankings radiales como en publicidades globales, la esencia de los Kooks trasciende formatos; y de eso no quedan dudas. Buscan intimidad en un lapso acústico a banda completa para "Tick of Time", rockean al límite en "If Only" y disparan a repetición con balas del calibre de "How'd You Like That?", "Do You Wanna" y "Junk of the Heart". Entre todo eso, Luke también se sienta al piano y ofrece el momento más alto de la noche para una psicodélica y progresiva versión de "The Saboteur"; de lo más oscuro y misterioso del show, aunque también lo menos celebrado.

"Nos tenemos que ir, fue una noche maravillosa. ¡Ustedes son maravillosos!", agradece Pritchard con cierta naturalidad antes de cerrar con "Naive" y guardarse en la retina ese pogo enorme cargado de perfume y ropa de diseño.

Fuente: Rolling Stone