Del mismo productor y guionista, Steven Moffat, responsable del ya mencionado y exitoso Doctor Who y el menos resonante pero interesantísimo Jekyll, entre otros, la serie imagina a Sherlock Holmes como un autoproclamado sociópata que considera al resto del mundo un rejunte de idiotas que lo aburren, apenas elementos a ser descifrados y descartados inmediatamente. Un personaje aparentemente desagradable que un cuidadoso trabajo de escritura y la interpretación de Benedict Cumberbatch(Caballo de guerra ) transforman en uno de los más fascinantes de la televisión actual. Complejo e insoportable, este Holmes tiene un Watson a su medida. Un médico del ejército que herido en Afganistán vuelve a Londres con un hombro atravesado por una bala y un síndrome postraumático que encaja como un guante con los costados más problemáticos de Holmes, asesor estrella de Scotland Yard. Interpretado por Martin Freeman (el próximo Bilbo Baggins de El Hobbit, de Peter Jackson), Watson compartirá las aventuras y desventuras -ahí aparece también Moriarty, el enemigo de siempre- de su compañero de fórmula, tan ingenioso como siempre.
Fuente:la Nacion
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